Son diversos procesos que atacan a los tejidos donde van implantados los dientes (hueso). La principal causa de enfermedad periodontal es la acumulación de placa bacteriana.
Periodoncia

Para reconocer una encía sana, tendremos en cuenta los siguientes factores:
· La encía debe tener un color rosado claro.
· No debe producir sangrado al cepillarse.
El mantenimiento personal bien realizado a base de cepillado tras las comidas y enjuagues desinfectantes permite evitar la aparición de enfermedades de las encías, por ello es recomendable en niños y personas con poco hábito de cepillado, la utilización de detectores de placa dental, que nos señala las zonas donde todavía queda placa bacteriana con lo que podemos eliminarla más fácilmente. Como es difícil limpiar perfectamente todas las zonas, debe acudirse a la clínica para una revisión cada 6 meses o 1 año para detectar en una fase inicial los posibles problemas.
Estados de afectación
· Gingivitis: enrojecimiento de la encía con inflamación y sangrado sin dolor. Asociado a sensibilidad dental, se puede prevenir y curar con un cepillado adecuado tanto en frecuencia como con la técnica empleada.
· Periodontitis o piorrea: implica la destrucción irreversible del hueso que rodea al diente, provocando la exposición de la raíz y la movilidad del mismo. Hoy en día es la primera causa de pérdida de dientes.
En ambas se asocia a mal aliento o halitosis y sangrado de la encía.
Las enfermedades periodontales son infecciones bacterianas muy serias que destruyen las fibras de unión, así como el hueso que sujeta sus dientes en la boca. A medida que las bacterias van esparciéndose por sus dientes, pueden acumularse y avanzar por debajo del tejido de la encía. Estas bolsas profundas contienen todavía más bacterias, que provocan la pérdida de hueso y de tejido. La bolsa es la distancia desde el borde de la encía hasta el hueso, una bolsa normal tiene unos 2 mm, por encima de esa medida es patológico y debe hacerse un tratamiento para prevenir el desarrollo de la enfermedad periodontal.
La causa principal son las bacterias y el acúmulo de sarro en los dientes, pero también tiene un componente genético que predispone a sufrir esta enfermedad, a lo que se suman factores como el sexo, la edad, el tabaco, que disminuye el riego sanguíneo en la boca y favorece el crecimiento de las bacterias más agresivas.
El problema está en que es una enfermedad crónica e indolora hasta las fases más avanzadas, con lo que el paciente no se da cuenta de su problema hasta que ya está muy avanzada. Las bacterias pueden pasar a la sangre, provocando problemas circulatorios, cardíacos y en el embrión, si es que la paciente está embarazada.
El tratamiento consiste en la eliminación mecánica del sarro depositado bajo la encía mediante un curetaje o raspado y alisado radicular, que consiste en raspar y alisar la raíz del diente, que es donde se adhiere ese sarro, dejándola limpia y pulida nuevamente. Se realiza con anestesia local y a veces se acompaña de tratamiento antibiótico.
Las revisiones post-tratamiento oscilan desde 1 mes hasta 3,4 o 6 meses en función de cada paciente.
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